Las monedas macuquinas

La pagina La Resvita Peninsular, de México, publico el siguiente articulo sobre las monedas macuquinas.

Una vez bien establecida la conquista de México y el descubrimiento de grandes yacimientos de oro y plata, el Rey de España dispuso de él y lo necesitaba con rapidez, ya que sus gastos despilfarradores hacían que las finanzas del reino no fueran buenas. Para ello, el Rey Felipe II ordenó un cambio radical en la acuñación de la moneda. Desde 1556 que tomó el reino, había estado acuñando monedas a nombre de su padre y abuela (Carlos y Juana), pero a partir de 1572 transformó este tipo de moneda y dio paso a la moneda macuquina.

La palabra macuquina proviene del vocablo árabe "macuch" que significa "aprobado o sancionado", y lo único que interesaba en esa época en la moneda era su peso correspondiente, la pureza del metal y la certificación del ensayador. Con eso hacían que la producción de moneda fuera muchísimo más y se podría mandar a España con rapidez. El resultado de esta política fue que la moneda que pretendía ser redonda, ya no lo fuera; simplemente se extraían pedazos del metal (mayormente plata) de forma irregular y a base de martillazos y recortándolas con cincel hasta alcanzar su peso correcto, se les aplanaba un poco y se le ponía el escudo de armas del Rey en turno ( en el anverso), su nombre al borde de la circunferencia, el valor facial, la ceca de la Casa de Moneda de México y la letra inicial del ensayador que aprobaba que dicha pieza contenía su valor facial en metal. En el reverso se le estampaba una cruz parecida a la cruz de Jerusalén, pero con otro diseño, con pequeñas bolitas en cada punta y adornos varios alrededor, esta cruz se le llamó cruz potentada y es un diseño muy original de ensayadores mexicanos y que perduró por 160 años (1572 a 1732).

Esta moneda que solo importaba la rapidez de la producción y el valor del metal, propició que fuera muy burda de formas irregulares y hasta deformes, y en la mayoría de los casos, no aparecía el nombre del Rey dentro de la acuñación o la fecha y en muchos casos, la mayoría de los elementos y leyendas de estas piezas. Por ello no existen dos monedas macuquinas iguales.

El Rey Felipe III ordenó que se empezaran a fechar las monedas y a principios del siglo XVII se empezó esta práctica, teniendo como el registro más antiguo en el Banco de México una pieza con la fecha de 1607.

En esta etapa de la moneda macuquina, estaba prohibida la amonedación en oro, puesto que dicho metal más precioso y cotizado, era enviado de manera inmediata a España en barras; no fue sino hasta el 23 de diciembre de 1679, cuando el Rey Carlos II aprobó en la cédula real de misma fecha, la acuñación de moneda en oro. Hasta ese momento, solo se acuñaba la plata y en denominaciones de ½, 1, 2, 4 y 8 reales; pero con la aprobación del uso del oro se empezaron a acuñar monedas de 1, 2, 4 y 8 escudos; y quedando el sistema monetario con el sistema octaval de un principio y con la amonedación de reales (plata) y escudos (oro). Este sistema perduró hasta 1864 cuando el emperador Maximiliano cambió el sistema monetario a decimal y a pesos.

Los Reyes que acuñaron este tipo de monedas fueron: Felipe II (a partir de 1572 a 1598), Felipe III (1598 - 1621), Felipe IV (1621 - 1665), Carlos II (1665 - 1700) y Felipe V en su primera etapa (1700 hasta 1732 cuando reformó la moneda en redonda).

La moneda macuquina siempre ha tenido mucho "misterio", aroma de piratas y demás sueños de tesoros, pero en realidad fue la etapa de peor manufactura de monedas y con mucho fraude, ya que por su forma irregular le quitaban pedazos a la moneda para fundir.

Con estas monedas vinieron los nombres populares de "duro" que se refería a la moneda de 8 reales que era muy popular y moneda fuerte en todo el mundo y otra como el "doblón" que era la moneda de dos escudos en oro.
 
Fuente.larevista.com.mx