La institución indicó que los billetes falsos son de mala calidad y carecen de los mecanismos de seguridad que tienen los nuevos, que circulan en el mercado desde el 20 de junio.
“Estas falsificaciones son muy rústicas; se nota que los falsificadores, que en todo caso son delincuentes, han puesto el billete de ¢2.000 en una fotocopiadora a color. Es el nivel más básico”, expresó Melegatti.
Los nuevos billetes vienen con una serie de dispositivos de seguridad que, a criterio del funcionario, imposibilitan su duplicación. Uno de ellos es el hilo de seguridad ubicado al lado izquierdo de la imagen del tiburón. Al girar el papel, el hilo cambia de color y aparecen unas figuras.
Además, el billete tiene relieves sobre los números y las letras de dos mil, y a contraluz aparece difuminada (marca de agua), en el lado anverso, la figura de Mauro Fernández Acuña.
“A todas luces, los falsificadores aprovechan que la gente es muy confiada. Por eso, invertimos millones de colones en una campaña educativa de información”, agregó el funcionario.
Amplia familia. Este billete de ¢2.000 pertenece a la nueva familia que terminará de salir este año y que está compuesta por seis denominaciones: ¢1.000, ¢2.000, ¢5.000, ¢10.000, ¢20.000 y ¢50.000.
Se les llama “familia” pues todos tienen los elementos colocados en la misma posición.
Desde el 20 de junio y hasta el 31 de agosto los billetes nuevos y los viejos se podrán utilizar simultáneamente para pagar servicios y bienes.
Sin embargo, a partir del próximo 1.° de setiembre el papel moneda antiguo perderá su valor como medio de pago, así que quienes todavía lo tengan en su poder deberán acudir a cualquier agencia bancaria, pública o privada, para cambiarlo.
Esta medida estará vigente por dos meses. Si al término de ese plazo aún lo conserva, solo podrá cambiarlo en el Banco Central.
Fuente:nacion.com
No hay comentarios:
Publicar un comentario