Presentación de libro sobre Fichas en El Salvador

Eduardo Badía Serra

La Vicerrectoría de Investigación y Proyección Social de la Universidad
Tecnológica de El Salvador, conjuntamente con el Museo Universitario de Antropología y la Escuela de Antropología de la misma universidad, han publicado un valioso libro, Las controversiales fichas de fincas salvadoreñas, escrito por el Sr. José Luis Cabrera Arévalo, libro que llega a enriquecer nuestra historia, al permitirnos, como dice el Rector Loucel en el prólogo, comprobar la diversidad monetaria que existía en el ámbito de las relaciones sociales y económicas salvadoreñas de la época, y además, lograr una mejor comprensión de la historia y de la realidad nacional.

Estas fichas, como se les llamó en el ámbito nacional y latinoamericano, eran las monedas que circulaban en las fincas, con las cuales se les pagaba a los trabajadores de las mismas, y cuya validez se circunscribía precisamente a las mencionadas fincas.

El libro del señor Cabrera Arévalo es valioso, no sólo por la cantidad de información que suministra alrededor del tema, sino también por la calidad de la misma, y además, por el enfoque oportuno de un tema muy poco conocido y por lo tanto muy poco discutido en el país.

Hay en él, un enfoque educativo e ilustrativo sobre lo que fueron y representaron tales cosas, cómo eran fabricadas y utilizadas y dónde, y cuáles fueron las principales personas, grupos y empresas que las acuñaron. Allí pueden identificarse los grupos de poder de antaño, sus intereses, y el cómo influían en las grandes decisiones sectoriales e incluso nacionales.

Interesante e importante libro. La UTEC debe ser felicitada por este esfuerzo alrededor de la investigación histórica, arqueológica y antropológica nacional.

Este asunto de las fichas es de viejo cuño, particularmente en el período liberal de nuestra historia. Es una característica esencial de la hacienda colonial como unidad de explotación agrícola de tendencia autosuficiente, con su enorme extensión de tierra y su sistema jerárquico de organización.

La hacienda enfatiza la producción de productos de alta demanda en el mercado, en nuestro caso y a tono con la época en que las fichas se utilizaron, añil, ganado, bálsamo, caña, café, azúcar, dulce. Para completar su autarquía, la hacienda contaba con su propia tienda de raya, única en la cual los trabajadores podían abastecerse utilizando precisamente las famosas fichas.

Como los salarios eran pagados con fichas, estos debían ser desembolsados únicamente en las tiendas de raya, las cuales concedían créditos a intereses altos, además de sus precios altos y de sus muy limitadas oportunidades de oferta de productos.

Algo así, estimado lector, como lo que ha comenzado a ocurrir con algunas tarjetas de crédito actuales, las cuales sólo pueden ser utilizadas en establecimientos específicos y bajo las condiciones que fijan precisamente estos establecimientos.

El concepto de usura, ayer y hoy, siempre presente, siempre golpeante, siempre sangrante. Hoy, como ayer también la hacienda, el poder permite y produce cierto relativo progreso nacional, pero al precio, hoy como ayer, del sufrimiento de las grandes mayorías.

La hacienda llegó a tener poderes imponentes, en algunos casos tanto como los del Estado. En El Salvador hubo haciendas de tamaños espectaculares, y significó el desplazamiento estructural de nuestra myllpa indígena.

Las haciendas coloniales fueron alrededor de 400 a 500, según relatan diferentes autores e historiadores. De sus estructuras y de sus propietarios se ha abundado bastante en las investigaciones en los últimos años. Caso extremo de la enorme extensión de las haciendas, e incluso ya en la época independiente, se tiene en México.

Citan las fuentes haciendas con extensiones del orden de casi un millón de hectáreas, (1.4 millones de manzanas), como la de la Palomas Land, y como la de Hartford Company, que constituía casi toda la extensión de la península de Baja California.

Nosotros no nos quedamos en chiquitas. Pregunte usted por El Coyolito, por Santa Bárbara, por Colima, por El Ángel, por San Isidro, por Prusia y Venecia, casi todas, por cierto, de ex - presidentes de la República, y verá cómo la vida en esos espacios se desarrollaba prácticamente al margen de la vida nacional, con su propia moneda, con su propia guardia, con sus propias fiestas, con su propia cultura, con sus fichas, con sus tiendas de raya.

Por eso, en México, ya en 1906, el Sr. Francisco I. Madero, presidente del Partido Liberal precursor del proceso revolucionario, pedía en su programa, en el punto 31, suprimir las tiendas de raya y pagar al trabajador, no con fichas sino con dinero en efectivo.

Saludable el esfuerzo de la Universidad Tecnológica con esta nueva publicación. Más aún porque hoy estamos cada vez más reclamando un reenfoque y una reinterpretación de nuestra historia, que más que el puro relato historiográfico, en la mayoría de veces no muy bien sustentado, se base en sus fuentes mismas, los textos escritos, la arqueología, el arte, los restos materiales, los restos humanos, las tradiciones orales que todavía podemos aprovechar, y también la Numismática, el estudio de las monedas y de las medallas, que es una de sus fuentes más importantes y de la cual hemos sacado un buen provecho con esta nueva obra, parte ya de nuestro patrimonio cultural.

Fuente:www.diariocolatino.com

1 comentario:

Anónimo dijo...

Donde se puede conseguir el libro.

Canadá lanzó una moneda de $2 en honor a la vida de la reina Isabel

La Royal Canadian Mint ha lanzado una nueva moneda de $ 2 para conmemorar el fallecimiento de la recientemente fallecida jefa de estado de C...