Sólo pasaron los céntimos

La Semana de la Peseta empezó sin grandes alharacas, aunque los comercios que voluntariamente han decidido participar llamaban la atención de los viandantes que veían el reclamo de la campaña: Aquí también hablamos en pesetas. La librería Padilla se ha sumado y además ofrece bibliografía. "La idea es buena, pero para diciembre", admite Pilar. Manuel Padilla muestra las etiquetas con la efigie de Benito Pérez Galdós presidiendo un billete de cien pesetas. La peseta es mucho más literaria que el euro. No sólo por los escritores que la han pregonado -Cervantes, Larra, Quevedo, Rosalía- sino por los datos que todavía con el precio antiguo, 6.500 pesetas, se pueden encontrar en el libro Los billetes del Banco de España: desde el decreto de José de Echegaray, único ministro con Churchill que obtuvo el Nobel de Literatura, a la emisión de un billete de cien pesetas conmemorativo del centenario de la muerte de Bécquer o el premio de 6.000 reales que el Banco de España ofrecía a aquel escritor "que demostrara con mayor claridad las utilidades de este papel moneda bancaria".Los establecimientos que participan en la campaña no admiten monedas, sólo billetes, y de éstos solamente los de emisiones posteriores a 1940. La iniciativa parte de la Confederación Empresarial de Comercio de Andalucía (CECA), con la colaboración de la Caixa, que también habla en pesetas, y la Consejería de Turismo, Comercio y Deporte."Todavía no ha venido nadie a comprar con pesetas", dice Nieves Álvarez, socia familiar de la Chuchillería Regina, negocio de 1930. Los hipotéticos clientes tienen donde elegir. "Hay un abanico de artículos desde los dos euros a las aproximadamente quinientas mil pesetas que cuesta eso que ve usted", y señala un juego de machetes fabricado en la población manchega de Santa Cruz de Mudela.Luisa recuerda su primer sueldo, 600 pesetas, cuando entró casi niña en Oro Blanco. Sandalio Herrera, de La Algaba, empezó a trabajar en febrero de 1968 en esta tienda de la calle Puente y Pellón. Eran tiempos del ditero. "Al principio la gente no lo multiplicaba tanto como ahora", dice su compañera María Jesús Delgado, treinta y cinco años en la tienda, del colegio al trabajo en cuestión de meses. "Hasta que se dieron cuenta de que un euro no eran veinte duros".Vanesa López, 29 años, es empresaria de la tienda de ropa y complementos que lleva su nombre en la esquina con Vilima, el almacén que se fue con las pesetas y no volvió con los euros. A todos los clientes que compran en la tienda, Vanesa les entrega un tique con la etiqueta de Galdós que recuerda la posibilidad de comprar en pesetas. Es de Elche, la patria chica de Fuensanta Coves, presidenta del Parlamento Andaluz, y de la Dama de Elche que figuraba en uno de los billetes que están fuera de circulación."Yo sigo pensando en pesetas y después lo traduzco a euros". El galerista Félix Gómez, como tantos otros, no lleva pesetas en el bolsillo, pero la sigue teniendo en la calculadora instalada en su cabeza. Está en la Cuchillería Sevilla, una de las tiendecitas de la plaza del Pan, junto a la iglesia del Salvador. El dueño, Rafael Sánchez Ortiz, convivió con dólares y francos en distintos trabajos en Nueva York y París, y se puso el chip del euro. "Aquí no hay demanda de pesetas".El Banco de España estima en 293.000 millones de pesetas las que "continúan sin cambiar" en España. "Para eso han hecho la campaña", dice Paco Pozo, de la Joyería Félix Pozo, "para que le pierdan el miedo a cambiarlas". Sólo billetes. Las monedas, a Federico, uno de los numismáticos con más solera en el mercadillo del Jueves, museo de la peseta.

Fuente:www.diariodesevilla.es

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