XXXV Convención Numismática de Aviles

El diario El comercio realizo el siguiente reportaje sobre la Convención
Nada que ver con los pequeños billetes verdes de 5 euros y ni siquiera con los soñados morados de 500. Paseando entre los puestos de la Convención Numismática de Avilés que ayer se celebró en el Hotel Silken Villa de Avilés, se descubre que los billetes del pasado eran de un tamaño más grande y de un diseño más parecido a un diploma o incluso a un póster de Mucha.

Con los años multiplican su valor, de forma que dos billetes correlativos de 1.000 pesetas del año 1907 alcanzan hoy un precio de 25.000 euros. Son una de las piezas más extraordinarias que pudieron encontrarse en las mesas instaladas ayer en el salón, junto a denarios romanos, medallas militares u onzas de oro llegadas desde distintos puntos de España.

Profesionales y coleccionistas de Navarra, Bilbao o Madrid se dieron cita ayer en Avilés para vender, comprar o cambiar objetos de lo más diverso, como hace el gijonés Andrés Prieto. A lo largo de su vida ha ido acumulando billetes, monedas, boletos de lotería y, últimamente, también etiquetas de sidra. «Esto está en auge desde que hace cerca de una década comenzaron a etiquetarse las botellas de sidra natural, aunque yo ya tenía muchas de sidra achampanada», presume.

Recorrer los puestos no es sólo una experiencia estética, sino una auténtica lección de historia, en la que aprenden cosas como que «las familias importantes de Roma tenía derecho a acuñar moneda propia», como explica el bilbaíno Juan José Lavin mientras sostiene en la mano un denario de la familia Naevia de antes de Cristo.

En los puestos aparecen también monedas de la época de Felipe IV, reselladas para doblarles el valor en épocas de inflación sin necesidad de acuñar otras nuevas, y hasta billetes fabricados en tela. Son alemanes. «Se les conoce como billetes de necesidad», explica el madrileño Francisco Cuadrado. Se fabricaban en épocas de escasez, cuando el papel era un bien escaso.

Hasta Avilés llegaron piezas visigodas, pesetas de plata de la República, billetes de Afganistán de los años 80 y 90, hoy fuera de circulación y hasta una moneda japonesa de oro del año 1860 de forma rectangular. Pero no todo es dinero, en la Convención Numismática también es posible encontrar relojes y medallas, y hasta una empuladora de sombrilla de plata profusamente decorada. Y hay interés en todo ello.

«La gente viene poco a mirar, se acercan sobre todo para comprar», asegura el presidente de la Sociedad Numismática Avilesina, organizadora del evento, Benito González. Hubo movimiento a lo largo de toda la jornada, y eso que tanto profesionales como particulares coinciden en señalar que «el coleccionismo está en peligro de extinción», como asegura Prieto. No sólo lamentan la falta de relevo generacional, pese a que ayer se pudo ver a jóvenes curioseando entre las láminas, sino que hay materiales en declive. «Al sello lo mató la misma Casa de la Moneda, la vitola ahora es rara porque casi nadie fuma puros...», cuenta González. El billete y la moneda, sin embargo, aguantan el tirón, y sigue contando con adeptos.

Fuente:elcomercio.es