Lo de Potosí para Potosí

La Cancillería y el Ministerio de Culturas han tratado con enorme ligereza un asunto de gran importancia para la economía de Potosí: se trata del botín submarino recuperado por la empresa Odyssey de los Estados Unidos, consistente en 594.000 monedas del buque español Nuestra Señora de las Mercedes, hundido en 1804, en las costas de Portugal. Son 17 toneladas de metales preciosos, que la Corona española y particulares enviaron casi en vísperas de la Independencia, cuando ya se veía venir en América la conmoción política y social.
Un tribunal federal de Estados Unidos ha establecido que la compañía Odyssey deberá devolver a España este tesoro avaluado en 500 millones de dólares. Según el juez Merryday, es indiscutible que esta carga es patrimonio español y debe permanecer inalterada si no hay consentimiento del Estado español. La compañía ha anunciado que recurrirá ante el Tribunal de Apelaciones, porque su descubrimiento fue en aguas internacionales del Atlántico. Incluso ha puesto en duda si el botín proviene del barco que indica España.
En todo caso, en lo que compete a Bolivia, no es cierto que el Ministerio de Culturas haya enviado a ningún experto en numismática, pues la Casa de la Moneda de Potosí no ha recibido instrucción alguna. Además, la Cancillería señaló que el señor David Choquehuanca plantearía el tema de la participación del país en una parte del botín a su colega español, en una reunión que tuvo lugar hace poco tiempo, precisamente en Portugal.
El Canciller no ha informado a la opinión pública sobre dicha reunión y Bolivia está dejando pasar una oportunidad de oro, pues ya hace mucho tiempo que debería haber planteado ante la embajada española, en La Paz, y con nuestra embajada en Madrid, el derecho que tiene el país a recuperar parte de este tesoro —si se demuestra que se acuñaron en la Casa de la Moneda— que costó la vida de miles de mitayos.
El país también deber sentar la denuncia ante la Unesco, para que de acuerdo con el artículo 14 de la convención de protección del patrimonio cultural, de ese ente de Naciones Unidas, el asunto se someta a arbitraje. Dicha convención señala claramente el derecho preferente de la nación de origen en estos hallazgos históricos y arqueológicos.
Será muy fácil para un experto, con base en las siglas de los ensayadores que figuran en las monedas, establecer que gran parte de ellas fueron acuñadas en la Casa de la Moneda de Potosí, como producto del sacrificadísimo trabajo de extracción hecho por indígenas de Charcas, en cuyo territorio se constituyó la República de Bolivia.
Lo más probable es que haya un arbitraje internacional, pues tampoco España puede negar el esfuerzo y los riesgos que ha corrido la empresa Odyssey, especializada en estos trabajos; pero España que tanto obtuvo de Charcas, está en la obligación moral de compartir con Bolivia, y en particular con Potosí, este tesoro. Lamentamos la desidia de las autoridades —que en España se haya conocido solamente el reclamo de Perú, como ha destacado en su columna de El País el periodista español Miguel Ángel Bastenier, así lo hace ver—, mucho más cuando se trata de un régimen que ha hecho de los 500 años de expolio, un caballito de batalla.

Fuente:la-razon.com

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