Medalla de la Virgen del Acebo de Cangas

El diario La Nueva España hace entrega de una medalla conmemorativa de los santuarios y vírgenes de Asturias. En esta ocasión se trata de Nuestra Señora del Acebo de Cangas del Narcea.

No hay un dato histórico alguno sobre la posible aparición de la Santísima Virgen sobre un acebo. La advocación le viene, pues, del lugar: la Sierra de los Acebales. Hasta el siglo XVI solo había una pequeña ermita, erigida sobre la cumbre en tiempos remotos por pastores y vaqueiros de alzada, sin más adornos que flores silvestres y algunas leyendas que circulaban entre aquellas sencillas gentes de campo.

La verdadera historia de este santuario, hoy considerado como el segundo de Asturias, empezó el 8 de septiembre del año 1575, día en que la Madre de Dios, Nuestra Señora del Acebo, realizó el primer milagro. Este milagro y otros muchos han sido recogidos por el historiador asturiano Alfonso Carballo, testigo ocular de algunos de ellos, según la «Guía de los santuarios marianos de Asturias». De ellos dio cuenta en su obra «Antigüedades y cosas memorables del Principado de Asturias».

El edificio principal del santuario, de nave única y capillas laterales, posee notables retablos manieristas. El mayor de todos ellos, de talla barroca, es obra de Manuel Ron y Llano, natural de Peján (Cangas del Narcea). También posee una talla románica del siglo XII que representa a la Virgen del Acebo. A esta talla se le atribuyen numerosos milagros. El primero documentado es en 1575, año en que María de Noceda, coja de nacimiento, sanó de sus males.

El santuario tiene anexos otros dos edificios: la Casa de las Novenas y la Rectoral, obra del arquitecto Diego Argos. La imagen de la Santísima Virgen es una talla del siglo XIII, con la flor y el Niño, hoy vestida, colocada en el centro de un retablo, que fue terminada en 1691 y valorada en 10.410 reales. Existe, además, otra imagen para las procesiones, llamada «de las excusas». Previa novena, la festividad de Nuestra Señora del Acebo tiene lugar el 8 de septiembre, «día de las promesas». El domingo siguiente es el «día de las ofrendas»: ganados y derivados. Es costumbre llevar ganados en la procesión y, al terminar la Santa Misa, el sacerdote revestido de capa pluvial los bendice. La afluencia de fieles es multitudinaria, pues se trata del gran santuario de todo el Occidente asturiano, que también atrae a devotos de León y Galicia.

El santuario se levanta en la cumbre de una montaña de unos mil metros de altitud perteneciente a la llamada Sierra de los Acebales, en términos de la parroquia de Santa María Magdalena de Linares de Acebo, del concejo de Cangas de Narcea. Desde el santuario se contempla el puerto de Leitariegos y, en días despejados, el mar.

Fuente:lne.es