En esta ocasión la Virgen de la Luz de Avilés es la protagonista, acuñada en una de las caras de la moneda, para dejar en la otra espacio a la ermita de Nuestra Señora de la Luz.
El Diario La Nueva España también pone a disposición de todos sus lectores un estuche en el que guardar la colección completa. Para conseguirlo sólo tienen que ir a su quiosco habitual y adquirirlo por el módico precio de seis euros.
Sobre una colina desde la que se divisan Villalegre, Avilés, la ría y el Cantábrico, se alza la ermita de Nuestra Señora de la Luz. Se cree que la construcción de la ermita vino de la mano de la familia del Marqués de Ciadoncha bajo la advocación de Nuestra Señora de Lluera o Luera y se remonta al siglo XIV. En el transcurso de los siglos se ha convertido en una ermita muy visitada dentro del municipio. Durante el día casi siempre hay personas orando ante la imagen de la Virgen.
Dos fiestas se le hacen durante el año: una en mayo, en la feria tercera (martes de Pentecostés) y otra el 15 de agosto. Ambas festividades son precedidas de su correspondiente novena, siempre concurrida por parte de los avilesinos y otros muchos asturianos.
La imagen representa a María en el momento del alumbramiento virginal de su Divino Hijo. Y esta significación ha sido interpretada por el artista de una manera expresiva y delicada: del pecho de la imagen brota la cabecita del Niño Dios, mientras que la Virgen sonríe. El artista quiso interpretar, con delicado simbolismo, el misterio de la maternidad divina de María, el misterio central del cual se derivan todas las gracias y privilegios que Dios concedió a su Santísima Madre.
Existe el proyecto de celebrar su coronación canónica, acto que revestía una singular importancia para la vida espiritual de la comarca y que potenciaría extraordinariamente el acrisolado fervor mariano de Villalegre y de todo el noble concejo de Avilés.
Sobre una colina desde la que se divisan Villalegre, Avilés, la ría y el Cantábrico, se alza la ermita de Nuestra Señora de la Luz. Se cree que la construcción de la ermita vino de la mano de la familia del Marqués de Ciadoncha bajo la advocación de Nuestra Señora de Lluera o Luera y se remonta al siglo XIV. En el transcurso de los siglos se ha convertido en una ermita muy visitada dentro del municipio. Durante el día casi siempre hay personas orando ante la imagen de la Virgen.
Dos fiestas se le hacen durante el año: una en mayo, en la feria tercera (martes de Pentecostés) y otra el 15 de agosto. Ambas festividades son precedidas de su correspondiente novena, siempre concurrida por parte de los avilesinos y otros muchos asturianos.
La imagen representa a María en el momento del alumbramiento virginal de su Divino Hijo. Y esta significación ha sido interpretada por el artista de una manera expresiva y delicada: del pecho de la imagen brota la cabecita del Niño Dios, mientras que la Virgen sonríe. El artista quiso interpretar, con delicado simbolismo, el misterio de la maternidad divina de María, el misterio central del cual se derivan todas las gracias y privilegios que Dios concedió a su Santísima Madre.
Existe el proyecto de celebrar su coronación canónica, acto que revestía una singular importancia para la vida espiritual de la comarca y que potenciaría extraordinariamente el acrisolado fervor mariano de Villalegre y de todo el noble concejo de Avilés.
Fuente:lne.es
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