El primer peldaño en la evolución del sistema monetario se sitúa en el trueque, intercambio directo de una mercancía por otra, estando de acuerdo los dos participantes. Con el tiempo, algunas de las mercancías de trueque más frecuente se convirtieron en unidad monetaria y pasaron a ser un valor de referencia. En general, estas formas de dinero, previas a la aparición de la moneda, son denominadas paleo-monedas y variaban de una sociedad a otra en función de cultura, valores y creencias.
El siguiente paso fue la aparición de la moneda, una creación del poder, derivada de la necesidad de afrontar los gastos generados por las instituciones, el mantenimiento de los ejércitos y el pago de impuestos. Las primeras monedas, semejantes a las actuales, fueron acuñadas en Lidia, Asia Menor, en fechas próximas al siglo VII a.C., extendiéndose su uso de forma muy rápida a la cercana Grecia.
Durante siglos, las monedas fueron acuñadas con oro, plata o cobre, los tres metales que integraban los sistemas monetarios de casi todos los países, y su forma era circular. Tres factores, sin embargo, dieron al traste con esta tradición: la economía, que impuso metales de coste menor, como el aluminio, el cuproníquel o el latón; la falta de metales, que llevó al empleo de cartón, cuero o cerámica; y la innovación, que trajo nuevos diseños hasta romper absolutamente los moldes establecidos.
La presente exposición mostrará también una selección de ejemplares de la colección del Museo de Historia Militar de Castellón. Por un lado, emisiones impuestas por diferentes ejércitos en los países que ocuparon durante las guerras y, por otro, emisiones conmemorativas, ya que la moneda es el elemento que más fácilmente corre de mano en mano, convirtiéndose en un muy importante medio propagandístico.
Fuente:lasprovincias.es
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