XXXI Jornada Numismática San Eloy, en Avilés

Avilés, España. Mitad afición mitad negocio, la numismática es un complejo universo en el que introducirse no resulta sencillo. A la vista de un profano en la materia, un dracma griego con 2.500 años de antigüedad puede parecer un tesoro, aunque en realidad, su valor económico ronda los seis euros. Sin embargo, un par de billetes azules de mil pesetas acuñados en 1907 pueden costar mucho dinero.
«Esta pareja no la vendo por menos de 30.000 euros», aseguraba ayer uno de los diecisiete expositores que participan en la convención que ayer inauguró las XXXI Jornadas Numismáticas San Eloy, organizada por la Sociedad Numismática Avilesina. Su nombre, Francisco, y en cuanto al apellido. «Dejémoslo en Francisco, de Madrid, sin apellido».
Los expositores, llegados este año de Bilbao, La Coruña, Madrid, Salamanca, Santander, Valladolid y Portugal, exhiben sus productos, pero se muestran extremadamente recelosos a la hora de hablar de precios. Jorge Sánchez, un aficionado avilesino, accedió a ofrecer algunas pistas. «El valor de una moneda depende de su conservación y de su escasez. Un euro con alguna tara o emitido por el Vaticano o San Marino puede costar más que una moneda de tiempos del Imperio Romano», explica.
La convención es en realidad un mercado, un lugar de compraventa en el que más vale hilar fino. Un numismático no tarda un segundo en darse cuenta si el cliente potencial es un iniciado o si por el contrario se trata de un simple curioso que intenta dárselas de entendido. El truque, el tanteo y el regateo están a la orden del día, y en vez de hablar, se susurra.
Da la impresión de que lo que se ve no es ni la pica del iceberg, y lo que se ve es mucho. Hay monedas de oro, de cobre y de hojalata procedentes de todas las partes del globo y de todas las épocas. Aquí, reales de Isabel II, allí, escudos de Felipe II, un poco más allá, relucientes monedas de oro mexicanas.
«Eso son Belarminos, billetes acuñados en Asturias durante la Guerra Civil. Se llaman así porque estaban firmados por Belarmino Tomás», matiza Jorge Sánchez. También hay condecoraciones militares de la Guerra de Cuba, de la II Guerra Mundial y hasta del siglo XV, placas conmemorativas, medallas civiles.
«Esto es un mundo, y al mismo tiempo, una manera de ver la historia del mundo», resumía Juan José Alvín, ex presidente de la Asociación Española de Numismáticos Profesionales. «Hay monedas de dos tipos, de colección y de inversión. Éstas últimas tienen una cotización diaria, como la bolsa, y su precio depende del material en el que estén acuñadas. Son un valor refugio, y ahora, en tiempos de crisis. No, la crisis no se nota en la numismática, o en todo caso, para bien», sentenció.
Las Jornadas Numismáticas de San Eloy, patrono de los plateros, los orfebres, los herreros, los joyeros y los numismáticos, concluyen hoy con una misa en la capilla de Jesús de Galiana (13.30 horas) y una comida de hermandad en la que a buen seguro, se cerrará alguna que otra operación.

Fuente:comerciodigital.com

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